jueves, mayo 18, 2006

Horizonte

Buscando entre esos rincones a menudo llenos de pelusas, a los que la luz no llega apenas, en esos recovecos, entre los retorcidos meandros neuronales, poco encuentro, una luz tenue me recuerda que, hace mucho, mucho tiempo que no escribo. Algo ha ocurrido en mi vida, quizás el cambio tan esperado, el abandono de aquel opresor autocastigo del triste, triste por acostarse cada día sabiendo que ha perdido uno mas en su vida, pensando que no fue vivido, sino vilmente perdido. Ahora, que bajo mis dedos las teclas cercenan a la presión de mi mente, vuelvo a sentir aquella sensación de evasión, de fuerza, de escribir lo que de mi profundidad brotaba, entonces reflexiono y me pregunto, ahora podría escribir en color, ya no tengo aquella soga que me obligaba a no olvidar en cada segundo, que el gris era el color preferente en aquellas interminables horas nunca mas recuperadas. Hoy puedo sentir por mis antebrazos, un hormigueo constante, eso que dicen sale del corazón cuando acaricias o cuando tocas al amor de tu vida, pero ahora también lo siento, pero, toco un teclado, lo que puedo plasmar con su ayuda para que vosotros, navegantes de las tierras libres, caminantes de las olas, nadadores de la utopía, mundanos, infelices y felices, podáis por un rato pensar igual que os hablan mis renglones. Y a vosotros lectores, escribid y compartid conmigo lo que yo les doy. Los sueños, infinitos, sucesivos, que hasta la muerte siempre nos acompañan, seguid soñando con una tierra, seguid narrando a vuestra mente lo que encontréis en Freedomland.