viernes, noviembre 04, 2005

Ocre

Los días ya son mas cortos, los rayos solares inciden oblicuos, estamos en el ecuador del otoño, de la estación ocre, se nota también en la hora, una menos por razones económicas. Todos los días sopla una brisa limpia, abrillantada por las primeras lluvias, es un aire fresco que se nota agradable a la piel, cautiva su limpieza. Hay una luz suave, luce especialmente en los verdes, en las hojas, hace contraste con el celeste brillante del cielo de las cinco, al fijar la mirada, los ojos calman su tensión, incluso los pensamientos pasan mas despacio, como si luz ya no fuera una constante cósmica y frenara al mismisimo Cronos, llega cansada. Me encanta fijarme en los cambios de la naturaleza, me hace vislumbrar aspectos que no existen en nuestra rutinaria vida, los días que parecen iguales, gracias a su oro o su plomo me hacen apaciguar mi aburrimiento. Hoy es de oro. Como el silencio va llevándose el día, como a la tarde ya poco le queda de tarde, como el encantamiento eterno la va transformando en noche, en sueño, en mas silencio. Las sombras se van recostando, ya las hojas se aletargan en su color, un rosado intenso y purpureas betas inundan la bóveda donde resuena la canción arbórea. Una vez mas se cumple el embrujo, la masa gira sobre si misma y el plano se oculta al horizonte, los ocres. Tanto nos perdemos entre las calles de la ciudad, tanto no vemos cuando nos apresa lo artificial, la naturaleza nos muestra un espectáculo diario, solo hay que oír las notas ocultas. Es inmensa la paz, la calma con que Gaia se entretiene, nosotros ínfimos, inmersos en una vida insulsa, en preocupaciones temporales en extremo sin interesarnos en la fantástica película que a diario se rueda en nuestro mismo plató. Desde Freedomland, recuperando el tiempo perdido, recuperando la utópica tierra, saboreando land y esperando a freedom, una vez mas mi mas humilde pensamiento digital.