martes, noviembre 08, 2005

Un día

Eran mas o menos las ocho y media de la mañana, un viernes algo nublado pero no amenazaba lluvia. Como cada día es una tortura abandonar la cama, no duerme bien, o al menos no se levanta lo descansado que debiera, nunca llegará a saber cual es la causa, pero hoy simplemente lo achaca al final de la semana. Es informático y el desgaste mental es bastante acusado, sobre todo trabajando en un horario preindustrial y comandado por jefes ineptos, sin liderazgo ni aprecio a la persona, son largas semanas. Se tomó rápidamente el café, le encanta disfrutarlo pero su premura normalmente no se lo permite, abandonó el primero donde vivía alquilado con su novia, con las llaves en la mano se acercó rápidamente al coche, apretó el botón de la radio, un día como otro cualquiera. Normalmente suele ir en la bicicleta que le regalaron entre sus padres y su novia, la patética empresa donde trabaja no queda lejos, aunque su argumento no se basa en la cercanía, se apoya en tesis mas profundas y sociales, habla de evitar la contaminación o incluso de no cederle fácilmente dinero a las petroleras, es alguien peculiar en ese sentido, de las pocas personas que aun sueñan con un mundo distinto y por culpa de esto viven en la tristeza y la impotencia permanente. Llegaba diez minutos tarde al trabajo, es algo habitual en personas que sufren un sueño no reparador. Aquella mañana se sentía bastante harto de su rutinaria vida, sin darse cuenta llevaba el rostro fruncido, vaya maneras de empezar el día. Sin embargo el mundo seguía girando, un imbécil se saltaba un stop, el capullo del Xantia gris ocupando tres plazas de aparcamiento, la puta cara de un jefe con olor agrio a tabaco y el maléfico montón de circuitos dando por culo. Pobre ser, maltratado por sus pensamientos, condenado por si mismo, pobre ser soñador de sueños rotos. El sueña, sueña con vivir en libertad, habla de la libertad de vivir alejado de la civilización y trabajar para sí mismo, de aprovechar sus propios recursos sin rendirle cuentas a nadie, no le haría falta el dinero. Pero mira al horizonte y ve siempre lo mismo... sabe que nunca se realizará, su razón le habla de imposibles, pero sigue soñando, jamas le arrebatarán eso. Ojala el conociera el camino hacia Freedomland.