martes, noviembre 22, 2005

Recuerdos

Que fue de aquello, no lo recuerdo, intento mirar hacia atrás y todo esta vacío. Hace años el sufre una enfermedad degenerativa neuronal, esta perdiendo la memoria media. Recordaba algunas imágenes borrosas de su infancia y su juventud, cuando veía la cicatriz que casi le adornaba el muslo tenia flases que le hacían comprender que aquella descomunal marca fue a causa de un grave accidente de tráfico, todo empezó allí, en el km6. Siempre tan elegante, jamas olvida como hacer el nudo de su corbata ni donde guarda el betún para sus zapatos, sabe conducir perfectamente pero cuando gira la esquina de su calle cree que esta en otra ciudad. Es totalmente consciente de su desgraciada situación, lucha contra ello en vano, a veces siente rabia pero antes de entrar en cólera olvida la causa de su enfado. Lleva consigo una grabadora donde con su profunda voz recoge sus recuerdos, gracias a ella, reconoce a la chica que todos los días llama a la puerta sobre las ocho, es la chica que le ayuda a terminar ciertas tareas de casa que le son complejas, 'hola Lidia' dice, mientras escruta a diario su cara como si fuera la primera vez, que lo es. El es el único que no conoce su pasado, el mismo es quien menos le conoce. Todos los días Lidia le presenta al que es, o fue, su mejor amigo, que aun sigue visitándole fiel. Todas las mañanas cuando abre los ojos, justo en frente de su cama un gran cartel le recuerda que está en su propia casa, es médico pero no recuerda cuantas vidas salvó en África durante sus veinticuatro años de militancia en Médicos Sin Fronteras, sabe que tiene dos hijos y su mujer murió hace tres años de una fiebre vírica en Bolivia, pero no los recuerda, ellos viven con su hermana. Todo ha perdido sentido en su vida, no sabe porque vive donde vive, no sabe porque, no sabe porque no, y si lo sabe, no lo recuerda, la vida se exponecia a lo insulso, se eleva al máximo absurdo. Se sabe que los recuerdos son grandes desvirtuadores de la realidad del pasado, incluso podemos recordar las formas, colores y tamaños de manera imaginaria. Seguramente si nos preguntan, que parte de nuestro cuerpo no querríamos perder jamas, nos apresuraríamos a decir, los ojos, los oídos, las piernas... pero que somos con ojos, oídos y piernas, sin recuerdos. La memoria es la parte mas importante para que nuestra vida tenga sentido, sin ellos la vida es vacía, triste, simplemente no existes para ti mismo. Recordando de lo que me acuerdo de reflexiones sobre el recuerdo, desde Freedomland, la tierra que no olvida.

martes, noviembre 08, 2005

Un día

Eran mas o menos las ocho y media de la mañana, un viernes algo nublado pero no amenazaba lluvia. Como cada día es una tortura abandonar la cama, no duerme bien, o al menos no se levanta lo descansado que debiera, nunca llegará a saber cual es la causa, pero hoy simplemente lo achaca al final de la semana. Es informático y el desgaste mental es bastante acusado, sobre todo trabajando en un horario preindustrial y comandado por jefes ineptos, sin liderazgo ni aprecio a la persona, son largas semanas. Se tomó rápidamente el café, le encanta disfrutarlo pero su premura normalmente no se lo permite, abandonó el primero donde vivía alquilado con su novia, con las llaves en la mano se acercó rápidamente al coche, apretó el botón de la radio, un día como otro cualquiera. Normalmente suele ir en la bicicleta que le regalaron entre sus padres y su novia, la patética empresa donde trabaja no queda lejos, aunque su argumento no se basa en la cercanía, se apoya en tesis mas profundas y sociales, habla de evitar la contaminación o incluso de no cederle fácilmente dinero a las petroleras, es alguien peculiar en ese sentido, de las pocas personas que aun sueñan con un mundo distinto y por culpa de esto viven en la tristeza y la impotencia permanente. Llegaba diez minutos tarde al trabajo, es algo habitual en personas que sufren un sueño no reparador. Aquella mañana se sentía bastante harto de su rutinaria vida, sin darse cuenta llevaba el rostro fruncido, vaya maneras de empezar el día. Sin embargo el mundo seguía girando, un imbécil se saltaba un stop, el capullo del Xantia gris ocupando tres plazas de aparcamiento, la puta cara de un jefe con olor agrio a tabaco y el maléfico montón de circuitos dando por culo. Pobre ser, maltratado por sus pensamientos, condenado por si mismo, pobre ser soñador de sueños rotos. El sueña, sueña con vivir en libertad, habla de la libertad de vivir alejado de la civilización y trabajar para sí mismo, de aprovechar sus propios recursos sin rendirle cuentas a nadie, no le haría falta el dinero. Pero mira al horizonte y ve siempre lo mismo... sabe que nunca se realizará, su razón le habla de imposibles, pero sigue soñando, jamas le arrebatarán eso. Ojala el conociera el camino hacia Freedomland.

viernes, noviembre 04, 2005

Ocre

Los días ya son mas cortos, los rayos solares inciden oblicuos, estamos en el ecuador del otoño, de la estación ocre, se nota también en la hora, una menos por razones económicas. Todos los días sopla una brisa limpia, abrillantada por las primeras lluvias, es un aire fresco que se nota agradable a la piel, cautiva su limpieza. Hay una luz suave, luce especialmente en los verdes, en las hojas, hace contraste con el celeste brillante del cielo de las cinco, al fijar la mirada, los ojos calman su tensión, incluso los pensamientos pasan mas despacio, como si luz ya no fuera una constante cósmica y frenara al mismisimo Cronos, llega cansada. Me encanta fijarme en los cambios de la naturaleza, me hace vislumbrar aspectos que no existen en nuestra rutinaria vida, los días que parecen iguales, gracias a su oro o su plomo me hacen apaciguar mi aburrimiento. Hoy es de oro. Como el silencio va llevándose el día, como a la tarde ya poco le queda de tarde, como el encantamiento eterno la va transformando en noche, en sueño, en mas silencio. Las sombras se van recostando, ya las hojas se aletargan en su color, un rosado intenso y purpureas betas inundan la bóveda donde resuena la canción arbórea. Una vez mas se cumple el embrujo, la masa gira sobre si misma y el plano se oculta al horizonte, los ocres. Tanto nos perdemos entre las calles de la ciudad, tanto no vemos cuando nos apresa lo artificial, la naturaleza nos muestra un espectáculo diario, solo hay que oír las notas ocultas. Es inmensa la paz, la calma con que Gaia se entretiene, nosotros ínfimos, inmersos en una vida insulsa, en preocupaciones temporales en extremo sin interesarnos en la fantástica película que a diario se rueda en nuestro mismo plató. Desde Freedomland, recuperando el tiempo perdido, recuperando la utópica tierra, saboreando land y esperando a freedom, una vez mas mi mas humilde pensamiento digital.