sábado, septiembre 03, 2005

Gaia. La diosa.

Ya no lo son, nunca lo han sido, pero ahora la mayoria se da cuenta, su inmunidad era solo psicológica. Gaia, la madre tierra, se toma el placer de hacer lo que le viene en gana, poblaciones del pais que se cree con el absoluto poder, son sumergidas bajo un suave susurro de doscientos kilometros por hora, lluvias torrenciales y una pequeña lengua marina. Cientos de animales homos perecen bajo sus líquidas manos, las insignificantes posesiones son despojadas de forma útil y su existencia queda reducida a despojos flotantes. Hoy se reafirma que seguimos siendo lo que siempre, pequeños entes móviles y caoticos solo gobernados por la titánica pangea. Aprendamos a ser humildes, no volvamos al ilustrismo del sol orbita el epicentro de nuestro culo, no continuemos con este morboso coito de desgaste, aprendamos. Hay lugares del mundo donde el humano es humano, la ausencia de posesión, del material deseo, la supervivencia como prioridad nos une a la diosa, unos ahogados, el resto emerge con fortaleza. En otros lugares, el objeto material cobra primaria importancia, aquí se olvidó sobrevivir, se dejó de ser humano y las consecuencias son notables y penosas, unos ahogados, el resto paralizado. Una mariposa mueve sus dañadas alas, el dolor la obliga a volar errante y sin querer, roza los hilos que nos sujetan. Desde la utópica tierra donde Gaia respira tranquilamente bajo el calido sol, un pequeño ente móvil y caotico.