lunes, septiembre 26, 2005

Buscando el rumbo

En el principio de la navegación, los polinesios recorrían grandes distancias en aquellas naves primitivas, juncos atados con cáñamo y frágiles velas abrazadas a una crucera de bambú. Eran atrevidos y osados, desafiaban los peligros del mar, muchos perecieron ahogados y otros deshidratados bajo un sol desconocido o de hambre. No existían cartas marinas, ni brújulas, ni instrumentos que dieran una mínima idea de la orientación o la posición, solo se servían de las estrellas, de su intuición. Navegaban días en deriva, todo a su alrededor, norte-sur, este-oeste, es agua, eterno elemento, estaban perdidos, desorientados, tenían sed y miedo, ansias por ver algo al final de aquel horizonte azul y despiadado. Era una sensación desesperante, de impotencia, padecían condiciones durisimas, entre ellos eran como hermanos y uno no sobrevivía sin los demás. Solo la esperanza y la fuerza de espíritu de esos hombres les hizo llegar a miles de kilómetros de su origen, nunca perdían el animo, eran luchadores de la vida, no se doblegaban ante lo desconocido. Ahora ellos deben ser mi punto de referencia, mi ejemplo, como ellos floto a la deriva en un océano, no se si quiero seguir o volver a puerto, debo afrontar, plantarme ante lo que viene y no arrodillarme como autovictima. Necesito replantearme el rumbo, probar otra constelación del horizonte y aunque siga perdido, antes o después encontrare tierra y una nueva vida comenzará lejos del origen. Es ahora mi misión, hoy Freedomland parte hacia un horizonte nuevo.